Los trenes en la filatelia
El mundo de la filatelia temática es tan variado, que casi puede decirse que tiene tantas subdivisiones como creatividad pueda tener la imaginación humana, pero, sin lugar a dudas, algunas temáticas son más populares que otras y esto es lo que sucede a la de trenes en sellos.
El origen del ferrocarril o camino de hierro, sobre el cual ruedan los trenes tirados por una locomotora, es tan antiguo que tendríamos que remontarnos al Imperio Romano, pues se tiene conocimiento de que los romanos construyeron caminos con dos fajas de piedra dura convenientemente separadas, para facilitar el rodaje de sus pesados carros. También se ha probado que los romanos hacían caminos con tablones o carriles de madera para transportar materiales a sus monumentales construcciones.
Puede señalarse que la historia del ferrocarril moderno comienza con la aplicación, en 1804, de la máquina de vapor como fuerza motriz, pues hasta entonces los trenes habían sido arrastrados por animales o personas. Fue en el sur de Gales donde se empleó por primera vez la locomotora, pero la que podría llamarse la verdadera locomotora, salió por el año 1814 de los talleres de Jorge Stephenson. Esta locomotora se fue perfeccionando, hasta llegar a las modernísimas máquinas alemanas, japonesas y otras que hoy día disfrutamos.
El primer tren de servicio de viajeros se inauguró el 27 de Septiembre de 1825, al norte de Inglaterra. Como dato curioso puede observarse que los diarios de la época se dedicaban a burlarse de los que querían reemplazar las diligencias y postas por el ferrocarril.
También como dato interesante de la historia del ferrocarril, algo que nos llena de orgullo a los hispanoamericanos, es el hecho de que fueron pocos los países de Europa que tuvieron ferrocarril antes de que el mismo se introdujera en países de nuestro continente americano, y más aún, el ferrocarril se construyó en la isla de Cuba muchos años antes que el ferrocarril Barcelona-Mataró, primero de España que a la sazón regía los destinos de la isla. El ferrocarril Habana-Guines se inauguró el 10 de noviembre de 1837 y el Barcelona-Mataró se inauguró el 28 de octubre de 1848 materializando el sueño que años antes concibiera en La Habana el catalán Miguel Biada Muñoz, natural de Mataró e introductor del ferrocarril en España.