Raros y caros


Existen sellos raros de encontrar que se cotizan a un precio no muy alto y, por el contrario, existen sellos muy caros que de raro no tienen nada. Esto de lo raro y lo caro en un sello tiene muchas facetas, pero de todas formas y lo más sencillamente que pueda, trataré de dar una explicación de como sucede. Es verdad que, al igual que otros objetos, los sellos alcanzan su valor basados en la sencilla y universalmente conocida fórmula de la oferta y la demanda; pero, no siempre es así. En los Estados Unidos hay varias series de sellos que gozan de mucha popularidad y son muy buscadas por los coleccionistas, también y quizás mucho más por los comerciantes. Estas series, como la de los zeppelines y Colón, tienen en el mercado filatélico un valor bastante alto debido a la gran demanda por parte de comerciantes y coleccionistas; mas, si examinamos los libros de subastas y las listas de ventas, encontraremos que por doquier se encuentran ambas series que de raras no tienen nada y que sólo las hace cara el capricho de los coleccionistas, el interés de los comerciantes y especuladores inversionistas, así como por sellos de alto valor facial que casi desde su aparición nunca estuvieron al alcance de los filatelistas con bajo poder adquisitivo. Esto sería un buen ejemplo de cómo unos sellos son caros por el solo hecho de que los coleccionistas y los que especulan comercialmente con ellos son personas de alto poder adquisitivo y no por ser sellos raros, con un error, diferentes a los demás o difíciles de encontrar.

Tradicionalmente y sin lugar a dudas, el sello de la Guayana Británica, color magenta, con valor facial de Un Centavo, sello que fuera descubierto por un joven en 1873 mientras trasteaba en un ático, es el sello más raro, difícil y codiciado por todos los coleccionistas del mundo. Casi un millón de dólares alcanzó esta estampilla en la última subasta en que se vendió.

Con un atractivo excepcional debido a ser un sello codiciado por millones de coleccionistas en los Estados Unidos, coleccionistas que ven con ansias la falta del mismo en sus colecciones, es el sello de valor facial de Veinticuatro Centavos, color rojo y azul, en el cual aparece el avión invertido. Originalmente este sello existía en hojas de 100 sellos, pero el Coronel Green lo fraccionó, dando oportunidad a que otros filatelistas poseyeran tan codiciada joya filatélica, sello que en la actualidad de vende por más de 50 mil dólares.

Por un error del impresor Anatole Hulot, existen hoy varias parejas "Tete Beche", o invertidas con relación de un sello a otro, sellos franceses de un valor facial de Un Franco, en color marrón, que constituye lo más preciado de la filatelia francesa.

Los Mauricios, conocidos por "Post Office" y siendo esto el error, ya que debían tener la inscripción "Post Paid", cuando se encuentran sueltos o despegados de la carta que franquearan con ellos, son sellos muy valiosos, pero para quien guardó la carta con el sello pegado a la misma, se encontraría con la sorpresa de ser esta carta la más valiosa de todas cuantas existen, ya que está valorada en más de 200 mil dólares.

Honduras tiene el privilegio de contar con el sello más caro, el más raro y difícil, en la América Hispana: a este sello se le conoce como el más raro y valioso de todos los sellos aéreos del mundo. Se cree que hay tres copias del mismo extraviadas en lugares ignorados.

También famosos y muy valiosos son los sello de 4 Pence de la isla Cabo de la Buena Esperanza, triangulares y color rojo marrón. Los Cruz de Suiza ribeteados en azul, ya que los regulares están ribeteados en negro, son sellos muy buscados. España, entre otros muchos buenos sellos, tiene como joya principal el 2 Reales en azul. Italia tiene los sellos de las Dos Sicilias. De Canadá se valora el 12 Pence de color negro, del que sólo se vendieron 1510 sellos, siendo destruidos los demás al no poder ser vendidos. Isla Faroe tiene como tesoro este sello único, del que no se conoce otra copia y en el que la sobrecarga está invertida. Hawaii, aunque último en esta relación o crónica, posee estos sellos denominados filatélicamente como "Misioneros de Hawaii", muy valiosos y buscados por los filatelistas, teniendo origen este sobrenombre en que fueron usados en su mayoría por misioneros en su correspondencia.

 

El sello más raro del mundo

 

Cuando en la subasta de "Los sellos raros del mundo", conducida por la casa Robert A. Siegel en la ciudad de Nueva York, el sello color magenta, emitido por la Guayana inglesa en 1856 y con un valor facial de 1 cent., fue adjudicado a un grupo inversionista por casi 1 millón de dólares, reviviendo historias y leyendas que entorno a esta pieza única se han creado, fueron muchos los comentarios periodísticos que aparecieron entonces. Aunque no nos creemos poseedores únicos de la verdad sobre este gigante de la filatelia, siempre hemos dado como cierta la versión de que tuvo su origen cuando, ante el retraso del barco que transportaba desde la casa Waterlow & Sons de Londres, los sellos de esta colonia británica, el Director de Correos de la misma Mr. E.D.Wight, encargó una emisión provisional a la imprenta de la localidad, propiedad de Baum Dallas. Como eran muy fáciles de falsificar, ordenó que todos los expendedores de sellos de la colonia, firmasen los ejemplares vendidos a fin de evitar su clandestinidad.

Un joven coleccionista residente en Georgetown, L. Vernon Vaughan, mientras trasteaba en el ático de una vieja residencia encontró varias cartas y una de ellas traía este sello adherido, el cual tras ser despegado, lo vendió a N. R. McKinnon. En 1879 Thomas Ridpath, comerciante de Liverpool, adquirió en 180 libras esterlinas la colección que McKinnon había enviado a Londres para su venta.

Se supone que el Conde Felipe de la Renotiere von Ferrari, su siguiente propietario, pagó en el año 1880 la cantidad de 352.750 francos por este ejemplar único y lo conservó en su poder sin aceptar tentadoras ofertas hasta el año 1918, fecha de su muerte.

Aunque Ferrari murió fuera de Francia, el gobierno francés por motivos políticos se incautó la colección del Conde Ferrari, poniéndola en subasta el día 6 de Abril de 1922. Se pagaron más de 7.600 libras esterlinas por este sello, adquiriéndolo el excéntrico multimillonario norteamericano Mr. Arthur Hind. Muerto Mr. Hind, su viuda vendió la colección, excepto este sello que guardó hasta muchos años después.

A la venta de la colección de Ferrari, concurrieron entre otras personalidades en puja por este sólo sello, Su Majestad Jorge V de Inglaterra, puesto que era y sigue siendo este sello el único ejemplar que falta en la Colección Real de Colonias Inglesas.

La viuda Hind vendió en US$75.000 el Un Centavo magenta de la Guayana, esto sucedió poco antes de 1940, siendo su nuevo poseedor un emigrante australiano residente en el estado de La Florida, Estados Unidos.

Tras casi 30 años, Mr. Frederick T. Small decidió poner el sello en venta, siendo adquirido por un grupo de inversionistas encabezado por Irwin Weinberg, los cuales pagaron la suma récord de US$280000.

 

Joyas filatélicas de Hispanoamérica

 

Corresponde a Honduras, el honor de contar con el sello más raro, valioso y famoso de los emitidos en Hispanoamérica; creado por el Dr. T. C. Pounds durante la primavera del año 1925, con el fin de colectar sus honorarios por el servicio aéreo, por él establecido, entre las ciudades de Tegucigalpa y Puerto Cortés, utilizando para ello el sello de 10 centavos, impreso en azul negro el año de 1915 y que muestra el Puente Ulúa, imprimiéndole en color negro la sobrecarga "Aero Correo".

De los sellos sobrecargados, es el habilitado para 25 centavos, del cual se supone existan 4 ejemplares, el sello más valioso de Hispanoamérica y uno de los sellos aéreos más cotizados del mundo.

Famosos filatelistas de varios países del mundo se han disputado la posesión de este sello; recordamos cuando en 1961 fue vendido en New York al Sr. Lilly por el comerciante y gran admirador de Hispanoamérica, Sr. F. W. Kessler. Actualmente es propiedad del señor Jared L. Johnson, de la casa filatélica Chandler's Inc.

Sólo se conoce la existencia de dos parejas "tete-beche", de estos sellos con un valor facial de 180 céntimos, emitidos por Uruguay el año de 1858. La impresión de los mismos se efectuó en hojas de 78 sellos, sin perforar, formando 13 hileras de sellos cada una, habiéndose invertido durante la impresión uno de los diseños, formándose de esta manera la pareja "tete-beche".

Emitidos por la recién creada "República Argentina", fueron impresos en Buenos Aires por la casa litográfica R. Lange, el 11 de enero de 1862, varios sellos con las denominaciones de uno, diez y quince centavos, todos ello mostrando el Escudo de la República.

Por descuido de la casa impresora, el primer sello de la segunda hilera, valor de 15 centavos en color azul claro, fue impreso de manera invertida, formando una pareja "tete-beche" de gran valor y de la que solo se conocen actualmente la existencia de tres ejemplares.

Uno de los sobres franqueados más valiosos del mundo corresponde a Chile, luciendo en el mismo un bloque de 14 sellos, con valor facial de 5 centavos, emitidos en el año 1854. Estos sellos, impresos durante los años que van de 1853 a 1865, fueron impresos tanto en Londres como en Santiago, constituyendo los de 5 centavos, impresos por el sistema de litografía y no por el de grabado los sellos clásicos chilenos que más escasean.

Si bien se pueden encontrar en "múltiples" de hasta 5 ejemplares, este bloque de 14 sellos es extremo valioso, más, caso curioso de contar, el mismo fue hallado en un "Mercado de las Pulgas" o "Ratro" de París, poco después de la Segunda Guerra Mundial, y adquirido por el coleccionista residente en New York Sr. John F. Rider, filatelista que en aquel entonces poseía una de las mejores colecciones de sellos chilenos del mundo.

 

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