Vaticano


Siempre hemos comentado que, no importa el país que usted visite, aun en los lugares más lejanos, si encuentra un filatelista éste coleccionará sellos de Israel o del Vaticano. Y no es menos cierto que han sido los sacerdotes los que más adeptos han captado para la filatelia, ya que la recogida de sellos, efectuada por los centros de misiones extranjeras, ha sido una fuente de ingresos económicos que aún en la actualidad reporta buenos ingresos.

Enclavado al oeste de la ciudad de Roma, Italia, en el margen derecha del río Tíber, el estado de la Ciudad del Vaticano (Santa Sede) surgió por el Tratado de Letrán, suscrito entre la Santa Sede e Italia, en el año 1929. La Santa Sede, término que designa a Roma como obispado del Papa, es una entidad anterior y distinta del Estado, aunque ambos están sujetos a la ley internacional y se encuentran unidos indisolublemente en la persona del Pontífice, quien es al mismo tiempo jefe de Estado y cabeza visible de la Iglesia Católica.

El Vaticano es un estado soberano, el más pequeño del mundo. Incluye la Basílica de San Pedro, la residencia del Papa, así como los jardines y museos del Vaticano. Le pertenecen también varios palacios dentro y fuera de Roma, las basílicas de San Juan de Letrán, Santa María la Mayor, San Pablo de Extramuros y la Villa Pontificia de Castelgandolfo. Cuento con importantes archivos, una estación radial, un diario, una estación ferroviaria, un helipuerto, un cuartel para cien Guardias Suizos, y una cárcel raramente usada.

Nace el Vaticano al mundo de la filatelia el primero de agosto de 1929, cuando se emitieron los primeros sellos con la inscripción "Poste Vaticane", que tenía como motivo el Escudo de Armas Papal en los siete primeros valores, y los restantes ocho valores de la serie ostentaban el retrato del Papa Pío XI.

La gran familia filatélica dio una acogida muy favorable a los sellos del Vaticano, el coleccionismo de sus sellos se mantuvo muy activo y próspero por años, pero parece que la aparición de tantos sellos y la carcoma de la especulación comenzaron a corroer el coleccionismo de sellos del Vaticano; comenzó el declive del coleccionismo, los precios en los catálogos bajaron, continuaron apareciendo emisiones frecuentes y caras, se malogró un poco la ilusión de coleccionar sellos del Vaticano.

Ahora ha desaparecido casi totalmente el desaliento entre los coleccionistas de sellos del Vaticano y, aunque no ha tomado la fuerza que antes tenía ni ha llegado a tener el lugar que antes poseía, se nota una recuperación en el coleccionismo y los precios de los catálogos, ayudando en todo esto una fuerte demanda de compra en las principales publicaciones filatélicas de Europa y los Estados Unidos.

No pudiera terminar sin un párrafo dedicado al Papa Juan Pablo II y sus numerosos viajes reproducidos por la filatelia, que ha atraído a miles de filatelistas con su carismática personalidad, dándole al coleccionismo de sellos del Vaticano dedicados a sus viajes y a su persona el nacimiento de una temática propia muy apreciada por filatelistas de todas las partes del mundo.

 

Atrás Volver a página principal